lunes, 10 de abril de 2017

La Religión y el Sol de Justicia


La Religión y el Sol de Justicia

Por Juan de Dios Simón. 

Mi amiga gringa, recién visitó Guatemala y está preparando un proyecto a favor de la participación y liderazgo de jóvenes en Guatemala.  En las diversas conversaciones que tuvimos me di cuenta de que la chica que conocí en la OEA en Washington DC, egresada de Yale University,  había madurado, ahora es una profesional completa, es una consultora internacional muy cotizada, que vive en Nairobi, Kenia, ha vivido en Palestina y Costa Rica, ha viajado a Europa y a distintos estados de los Estados Unidos, contribuyendo en diversos proyectos de desarrollo, que posteriormente son defendidos por entidades que compiten por fondos de agencias de cooperación internacional.

A mi sorpresa me contó que ya no cree en los fundamentos de Dios, a menos que haya prueba razonable. Que ahora es Agnóstica.  ¿Por qué le dije?  Si tu padre es un pastor evangélico reconocido en Estados Unidos.  Sí, pero, cada individuo busca sus propias respuestas y verdades, ¡me contestó!. Que durante su juventud tuvo diversas preguntas estructurales sobre la vida y la biblia; y que nunca obtuvo respuestas satisfactorias, sino todo lo contrario, chocó ante ideas deterministas que simplemente la hacían infeliz y mientras otras personas se divertían y tenían libertad, ella se sentía esclavizada por la religión.  Por una creencia que al final ha sido desafiada. 

Me hizo recordar de otra persona cristiana que en algún momento, vio a su madre enferma, y oró para que sanara, lloraba y lloraba y no sanó, la madre murió, y entonces también pensó que quizá Dios estaba jugando con las vidas humanas, y dejó de creer,  se convirtió en ateo. En realidad ser ateo y ser agnóstico no son iguales, el primero niega la existencia de Dios o dioses, y el otro, solamente si por medio de la razón puede ser demostrable. 

También me hizo recordar cuando en mi niñez y adolescencia, yo le pregunté varias veces a Dios del por qué la guerra interna en Guatemala, ¿por qué la pobreza extrema, las enfermedades?, y ¿por qué tantas viudas y huérfanos? y ¿Qué culpa tenían los huérfanos de perder a sus padres, mientras sufrían mayores niveles de exclusión y discriminación?. 

Respuestas únicas no hay. La vida no siempre depende de las decisiones que uno toma, sino de lo que otras personas toman por uno.  Recibí respuestas de que el responsable fue la guerra fría entre EEUU y la URSS hasta el racismo colonial de la élite guatemalteca; no obstante el elemento DIOS siempre estuvo presente, dentro de un "a pesar de todo".  Para algunas personas la religión es una estructura empresarial, jerárquico, y para otros es importante para dar respuestas a nuestra experiencia interior.   Mientras para algunos “La religión es el opio de los pueblos” como una vez lo dijo Karl Marx; para otros la religión enseña a dialogar con Dios, con una comunidad de hermanos y con  la naturaleza.
Por el desprestigio de las religiones, muchos defienden su fe en el marco de algo mas amplio, la espiritualidad.  

Al final, el tema de religión o religiones, me parece que se resume en creer en un creador, formador, Dios o no creer.  Dios existe y se manifiesta, a la medida que creemos y tenemos fe. Si no crees, el significado de la realidad es diferente y erróneamente piensas que la ciencia te dará respuestas a todo.

Somos producto de influencias familiares, comunidades y experiencias individuales que nos pueden acercar más a un ser sobrenatural, o nos aleja de él.  A mi amiga, la comprendí, solo logré decirle que siempre es bonito saber, que, en medio de la turbulencia emocional, problemas personales o familiares, saber que alguien te ama, que alguien murió por amor por ti, que te da fe, paz, y esperanza; es grandioso. Lógicamente, soy cristiano. 

Recordé las filosofías de Foucault, Nietzche, Santayana, Rusell, Dawkins, Chomsky y Feuerbach y sus bellos escritos.  Esos libros enriquecen nuestros conocimientos para mostrar que quizá no necesitemos de Dios y el significado que queremos darle nosotros mismos a nuestras propias vidas, según estructuras y acciones humanas.

Pero, yo no soy ateo, ni agnóstico, porque para mí, la fundación de los valores éticos y morales que tienen aplicación en mi vida, son válidos y vienen de los fundamentos cristianos, de los 10 mandamientos y el amor de Jesucristo. Si saco a Dios en mi vida, para mí todo seria polvo y vanidad, ni sabría que es bueno y que es malo, porque la relatividad, no me convence. Y no seria moralmente responsable de nada.


Hace muchos años atrás, cuando yo andaba en las aldeas, trabajando con comunidades pobres y excluidos, encontré mis respuestas. Vi como madres partían un huevo en dos, y en una tortilla caliente compartían conmigo. Vi como la solidaridad, el apoyo mutuo y el amor a la tierra que producían sus alimentos se materializaba en agradecimientos, en medio del sudor de sus frentes. Sentí caricias de la creación, vi a la gente feliz a pesar de su condición socio económica y decidí reafirmar mi fe en Dios.  Ni bien llegó el internet, me recuerdo que abrí una cuenta en yahoo, recordando el tema del himno de las hermanas Velásquez, Sol de Justicia.  En ese entonces creí que tenía un sol que alumbraba mi alma, sol que me dio paz y no añadió tristeza. Ese sol fue aquel que hace 2017 años dividió el calendario mundial, antes y después de él.